El viaje de Aidan: Una historia de fortaleza y recuperación

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Jamie

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Superar los retos de un tumor cerebral raro

Cuando Aidan, el hijo de Kelly, cumplió 13 años, notó algo preocupante: no había crecido en tres años. Confiando en sus instintos, pidió que le remitieran a un endocrinólogo. En febrero de 2024, en su primera cita en Penn State Hershey, los médicos descubrieron la raíz del problema: los niveles de la hormona del crecimiento de Aidan eran alarmantemente bajos. Las conversaciones iniciales sobre el tratamiento con hormona del crecimiento llevaron rápidamente a realizar más pruebas, incluida una resonancia magnética, que reveló una lesión cerca de la hipófisis.

En abril de 2024, el viaje de Aidan le llevó al Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP), donde una segunda resonancia magnética confirmó la presencia de la lesión. Su neurocirujano ordenó pruebas adicionales, como una tomografía computarizada, una punción lumbar y consultas con especialistas. A pesar de estos esfuerzos, los resultados no fueron concluyentes y el equipo médico determinó que el siguiente paso crítico era una biopsia.

El 19 de julio de 2024, apenas dos días después de cumplir 14 años, Aidan fue operado del cerebro. La biopsia confirmó que tenía un craneofaringioma, un tumor cerebral poco frecuente. Sorprendentemente, los cirujanos pudieron extirpar el tumor por completo, pero el camino hacia la recuperación no fue nada fácil.

El postoperatorio de Aidan estuvo plagado de complicaciones. Tuvo una reacción alérgica a la morfina, sufrió episodios de delirio, hubo que volver a intubarle y tuvo problemas para regular su temperatura corporal. Por si fuera poco, sufrió dos infartos cerebrales durante este periodo crítico. A pesar de todo, el equipo médico del CHOP trabajó sin descanso para estabilizarlo. Finalmente, le desconectaron el respirador y comenzó su recuperación.

Una vez en casa, la nueva realidad de Aidan incluía medicación diaria para sustituir las hormonas que su cuerpo ya no podía producir. Los esteroides, el DDAVP y la levotiroxina se convirtieron en parte de su rutina y, unos meses más tarde, empezó la terapia con hormona del crecimiento. Pronto le siguió la terapia con testosterona, que le ayudó a superar los cambios físicos provocados por su enfermedad.

Ahora que está en primero de bachillerato, Aidan está prosperando. Le gusta esquiar, jugar a videojuegos y pasar tiempo con su familia. Y lo que es más importante, su primera resonancia magnética tras la operación no mostró signos de reaparición del tumor, lo que supuso un alivio y una esperanza para su familia.

Kelly reflexiona sobre este viaje con inmensa gratitud por la excepcional atención que Aidan recibió en el CHOP. "Estamos profundamente agradecidos por la experiencia y dedicación del equipo médico", afirma. La resistencia de Aidan y el apoyo inquebrantable de sus seres queridos han sido las piedras angulares de su extraordinaria recuperación.

La historia de Aidan es un testimonio del poder de la perseverancia, la importancia de una atención médica de confianza y la fuerza que se encuentra en la familia y la comunidad. La Fundación Raymond A. Wood tiene el honor de compartir su viaje y mantiene su compromiso de apoyar a las familias que afrontan retos similares.

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